domingo, 1 de febrero de 2009

Colorín, colorado...

CRÍTICA AL EFECTO EXPULSIÓN

En el artículo "¡Los Keynesianos atacan de nuevo!" de Lorenzo B. Quirós encontramos una crítica a la intervención del Sector Público en épocas de recesión, justificándolo mediante el efecto crowding-out.

COMENTARIO A LORENZO B. QUIRÓS
El efecto expulsión – o efecto crowding-out- consiste en que mediante una política fiscal expansiva de aumento del gasto público se produce un aumento tanto de la renta como de los tipos de interés, que hacen que el dinero se destine a deuda pública, expulsando ésta a la inversión privada.
Esta es la teoría en la que el autor, Lorenzo B. de Quirós, se apoya para criticar la intervención del estado mediante el aumento de gasto y emisión de deuda pública a raíz de la crisis, aludiendo que “si se financia mediante la emisión de deuda, el sector público compite con el privado para captar recursos”. Además, hace un breve repaso por varias recesiones que han tenido lugar en la historia para concluir que en ninguna de ellas la intervención del sector público ha tenido resultados positivos. Ante este argumento del autor he de decir que nada es atemporal y aplicable a cualquier economía del mundo: no puede poner todas las recesiones al mismo nivel ni tratarlas como si hubieran sido provocada por las mismas causas. Es cierto que no todas necesitaban de un estímulo de la demanda agregada - de hecho en la crisis de los años 70 no se debería haber aplicado una política fiscal expansiva cuando el problema era precisamente de subproducción y es cierto también que el aumento de demanda agregada provocó la estanflación con inflación de demanda- pero no podemos negar por ello que en otras recesiones sí ha sido útil esta medida.
Entre 1929 y 1933 varios miles de instituciones de crédito quebraron. Cuando una entidad de crédito quiebra suceden tres cosas:

1. Sus deudas con otras entidades de crédito y sus operaciones interbancarias se vuelven incobrables, lo que impacta sobre el activo de otras entidades.

2. Los ahorradores dudan del sistema financiero y acuden a retirar sus fondos del pasivo de la entidad. Al tener menos activo y más pasivo se suceden más quiebras, provocando un efecto autocatalítico.

3. Además, el volumen de dinero en el banco cae ya que todo el mundo tiene una preferencia extrema por la liquidez.


¿Por qué se permitió? ¿Por qué los bancos quebraron sin que el Estado interviniera? Primero porque nunca antes había sucedido y segundo, porque los aprendices de brujo de la Reserva Federal se asustaron de sus escobas mágicas y como siempre que las cosas se complican, los banqueros acudieron a pedir ayuda al pueblo. Aquí es donde entra Roosevelt, que llevó a cabo una política que ni siquiera fue suficientemente keynesiana, ya que aunque aumentó el gasto público también aumentó los impuestos para guardar el equilibrio presupuestario mientras que el keynesianismo no consiste en eso: consiste en mover la inversión pública hacia los momentos de recesión y ahorrar en los de bonanza. Los impuestos de Roosevelt contribuyeron a retardar la recuperación del sector privado, sí, pero no por ello su política fiscal expansiva fue errónea, ya que en época de recursos ociosos (sin proyectos, inversión ni expectativas de consumo) la emisión de deuda no se hace a costa del sector privado ni del crecimiento. Marx se refería al capital como “trabajo muerto” y estando muerto no veía razón para remunerarlo. El Sector Público simplemente ofrece cubrir esos recursos ociosos con una deuda que aporta garantía, seguridad y remuneración, a la espera de la recuperación del sector privado. Cuando aquel esté estimulado, no será necesaria la emisión de nueva deuda pública y la inversión privada podrá tomarle el relevo de nuevo al gasto público en su aportación al PIB.

Una de las actuales críticas de los liberales a la intervención del sector público en la crisis es la siguiente: las empresas en la actualidad tienen un gran apalancamiento debido a una alta cantidad de fondos ajenos respecto de los propios. En esta situación es necesario un desapalancamiento. Una de las formas más rápidas de hacerlo es mediante la venta de activos para amortizar las deudas. Hasta aquí todos de acuerdo. La crítica de los liberales llega en este punto, donde critican que si el Estado lanza deuda pública descenderá el ahorro privado, provocando que las empresas puedan captar menos recursos y/ o que baje el precio al que lo puedan obtener. El sector público, por tanto, consideran que agrava y retrasa los efectos negativos del desapalancamiento. Sin embargo, si bien es cierto que es necesario el desapalancamiento, el problema es que en recesión todas las empresas están en la misma situación, por lo que va a ver un exceso de oferta de activos que la demanda no puede absorber. Será necesario o bien que todos apliquen grandes descuentos o que el Sector Público entre a captar el dinero de las familias que en ningún caso se estaba moviendo y estimule por otro lado un aumento de la demanda agregada. Quizá incluso puedan suceder ambas situaciones a la vez. Tomando por ejemplo otro caso, el tema de los precios, los propios liberales se contradicen, ya que aunque dicen que el problema actual reside en unos precios altos, consecuencia del boom, la solución que algunos autores proponen de fijar un precio máximo ya supone la intervención del Sector Público. Entonces, ¿En qué quedamos, que intervenga o que no intervenga?
Que el Sector Público se quedara de brazos cruzados a la espera de la autorregulación del mercado sería simplemente suicida, ya que esta crisis ha venido provocada precisamente por esa falta de autorregulación que, sumada a la desinformación, ha dado lugar a un fallo del mercado. Y es ante los fallos del mercado donde el Estado debe intervenir. Además, en el caso concreto de España, en el que casi la totalidad de empresas que operan son PYMES, la propulsión del gasto público en sectores como I+D+I es, cuanto menos, un alivio para las empresas.

Conclusión: La actual crisis es una crisis de desconfianza donde los ahorradores aumentan su margen de seguridad y esperan una inversión que les sea suficientemente atractiva. Ahora mismo en el sector privado no la hay así que o dejamos el dinero parado o en manos del Estado.


María Osa

martes, 27 de enero de 2009

PACTO DE ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

La actual crisis financiera ha hecho replantearse muchos de los esquemas existentes. Para poder intentar retomar el entorno económico que se venía dando antes de esta crítica situación, los países se han visto obligados a aumentar su déficit presupuestario por encima del 3% de su Producto Interior Bruto, incumpliendo de este modo uno de los acuerdos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

ORÍGENES DEL PACTO DE ESTABILIDAD

El Pacto de estabilidad y crecimiento fue adoptado por el Consejo Europeo de Amsterdam, en 1997. Es un acuerdo entre los Estados miembro de la Unión Europea en relación a su política fiscal, cuyo principal objetivo es facilitar y mantener la Unión económica y monetaria de la Unión Europea.

El Pacto consiste en una supervisión fiscal de los países miembros y un régimen sancionador por el incumplimiento de las condiciones del mismo. Su adopción en 1997, es una fecha clave para el pacto, pues con su firma se pretendía asegurarse que para después de la entrada del euro, la continuación de la misma disciplina fiscal que se había establecido entre los países candidatos a la entrada en el euro seguían cumpliendo los denominados Criterios de convergencia.

OBJETIVOS

Los principales objetivos por los que este pacto fue creado son los siguientes:
- Prevenir la aparición de un déficit presupuestario excesivo en la zona euro tras la entrada del euro como moneda única y el establecimiento de su paridad fija con las distintas monedas nacionales.
- Garantizar una gestión sana de la hacienda pública de la zona euro, con el fin de evitar que una gestión poco cuidada de un Estado miembro repercuta en los otros modificando sus tipos de interés.
- Obtener la confianza en la estabilidad económica de la zona euro.
- Garantizar una convergencia sostenible y duradera de cada uno de los Estados miembro integrantes en la zona euro.

DÉFICIT PRESUPUESTARIO

Uno de los puntos clave que hay que tener en cuenta de este pacto es que la más ligera desviación en las políticas fiscales o en las cuentas de la hacienda pública va a suponer un toque de atención por parte de la Comisión Europea al país infractor.

El eslabón central de este plan de estabilidad es precisamente el tope de déficit presupuestario, situado en el 3% del PIB. Para que ningún país incumpla ninguno de los puntos del pacto, tras sobrepasar este porcentaje, reciben recomendaciones de rectificación que se convierten en la pertinente sanción en el caso de mantener un déficit presupuestario por encima del 3% durante más de dos años.


SITUACIÓN ACTUAL

En este entorno de inestabilidad económica los países se ven forzados a tomar medidas no lo suficientemente efectivas, con el fin de no endeudarse lo suficiente como para incumplir el pacto y tener que verse obligado a soportar el coste de la sanción.

Sin embargo, las políticas fiscales parecen la única solución factible para intentar salir de la crisis. La recesión ha provocado que los países recauden menos impuestos de los previstos, mientras que una mayor parte de los ingresos estatales iban destinados a las prestaciones sociales consecuencia del aumento del desempleo.

Una de las medidas adoptadas ha sido incurrir en un temporal déficit público, inyectando liquidez al sistema con el fin de poder reactivarlo. Por la necesidad de recurrir al déficit en situaciones del ciclo económico adversas es por lo que hay que replantarse la rigidez del pacto, que podría flexibilizarse en momentos de recesión. Esto siempre y cuando no se olvide que un déficit detrae la economía, encarece el crédito, deteriora la solvencia, produce una deuda a futuro, etc.

lunes, 26 de enero de 2009

MONEY FOR NOTHING!

NOTICIA:

EE.UU. baja los tipos de interés casi al 0%
SANDRO POZZI (elpaís.com)

La Reserva Federal (Fed) marcó ayer otro hito en su lucha contra la masiva destrucción de riqueza provocada por la crisis financiera, al fijar por primera vez en la historia una horquilla objetivo en los tipos de interés que se moverá entre el 0% y el 0,25%, desde el 1% anterior. Es el nivel más bajo nunca visto en EE UU, inferior incluso al de la Gran Depresión o la II Guerra Mundial. Tras la decisión, la Reserva Federal intervendrá cada día en el mercado para inyectar liquidez a los bancos a un tipo que estará dentro de esa horquilla. La Fed apunta que se mantendrán "tipos de interés excepcionalmente bajos durante algún tiempo". La decisión fue unánime.
La autoridad monetaria hace frente a la crisis económica y a la creciente amenaza de deflación. En noviembre, los precios bajaron un 1,7% respecto de octubre, la mayor caída desde la Gran Depresión, lo que deja la inflación en el 1,1% y apunta a tasas negativas en 2009 por primera vez desde 1955.
Como dijo ayer el presidente electo, Barack Obama, la Fed se está quedando sin la "munición tradicional" para luchar contra la profunda recesión que sufre el país. El agresivo recorte de tipos llevado a cabo desde agosto, cuando estaban en el 5,25%, no está siendo suficiente para estabilizar la economía. Por eso, su presidente, Ben Bernanke, gran estudioso de la Gran Depresión de la década de los años treinta, optó por utilizar todos sus poderes para inyectar liquidez y ser creativo.
El propio presidente George W. Bush reconoció ayer que ha "abandonado los principios de la economía de mercado para salvar el sistema de economía de mercado". Defensor a ultranza de la libertad de empresa, Bush se refirió así en una entrevista con CNN a las intervenciones del Gobierno federal para afrontar las crisis inmobiliaria, crediticia y del sector del automóvil.
La última reunión del año de la Fed estaba programada originalmente para un día. Pero se optó por ampliarla a dos, para analizar con más tiempo las dificultades a las que se enfrenta la economía y el sector financiero. Se trataba de algo más que decidir una bajada de tipos, porque ese camino ya da poco margen de maniobra y la Fed necesita salir a escena con nuevas ideas. La expectación era alta en Wall Street.
Bernanke habló a comienzos de mes de la posibilidad de experimentar con otros canales que le permitieran facilitar crédito directamente a empresas y consumidores. El comunicado de la Fed fue específico sobre lo que piensa hacer a partir de ahora.
Entre las vías que utilizará para inyectar liquidez, la Fed citó la compra de "gran cantidad" de activos vinculados a hipotecas, para apoyar así el sector de la vivienda, una medida ya anunciada semanas atrás con el propósito de que baje el precio del crédito. En paralelo, está estudiando los potenciales beneficios de la compra de bonos a largo plazo emitidos por el Tesoro. Para todo esto, dijo que recurrirá a ampliar la base monetaria, es decir, le dará a la máquina (electrónica) de fabricar dinero. Es lo que los economistas llaman expansión cuantitativa -el método usado por Japón para combatir la deflación la pasada década cuando los tipos ya habían llegado a cero-, sólo que Bernanke está dispuesto a usarla de una forma mucho más agresiva.
Encontrar un equilibrio se hace cada vez más complicado. Hace unos meses era la inflación (que llegó al 5,6% en julio) la que planteaba un quebradero de cabeza a la Fed a la hora de definir su estrategia. Ahora lo que preocupa es lo contrario: el riesgo de deflación. Pero el alza de precios es más fácil de combatir con una política restrictiva, y con los tipos de interés tan cerca de cero, la caída de precios plantea una importante dificultad.
El vuelco está siendo espectacular. La caída de los precios del 1,7% de noviembre es la mayor desde que el Departamento de Empleo empezó a calcular el dato con ajustes estacionales, en 1947. Si se mira más atrás en la secuencia histórica, tan sólo es superada por la caída del 1,9% registrada en enero de 1932, en plena depresión.
El motivo de este fuerte descenso es el abaratamiento de la energía (17% en noviembre), sobre todo por la caída en las gasolinas (29,5%). Esto tiró también a la baja del transporte (9,8%). La subyacente se mantiene en el 2%, lo que limita algo los riesgos.
El mercado de la vivienda es el otro punto de preocupación. La contracción continúa, y es severa. La construcción de nuevos inmuebles residenciales cayó un 18,9% en noviembre, colocándose a su nivel más bajo desde 1959. Y los permisos para lanzar nuevos proyectos, que ayudan a anticipar la actividad en el sector, cayeron un 15,5%. Los constructores apuestan por liberar inventario.
La recesión que arrancó en diciembre de 2007 está provocando una verdadera sangría en el mercado laboral. El pasado mes de noviembre se destruyeron 533.000 empleos no agrícolas, la mayor pérdida de puestos de trabajo en 34 años. La tasa de paro subió el 6,7%, la más alta desde 1983. El total de desempleados se eleva a 10,3 millones, y 1,9 millones de empleos desaparecieron ya con la crisis económica, que amenaza con ser prolongada.
Y los nubarrones siguen amenazantes en el sistema financiero. Al crédito le cuesta circular por la pérdida de confianza, a pesar de las multimillonarias inyecciones de liquidez. Ante esta situación, el comunicado de la Reserva Federal era clave para intentar adivinar su hoja de ruta. La Fed reiteró que "usará todas las herramientas disponibles" para estimular la economía y estabilizar los mercados.
La respuesta de Wall Street fue positiva, con un alza del 4,2%. La rebaja provocó la mayor caída del dólar frente al euro en un solo día desde que existe la moneda única, hasta 1,41 dólares por euro.


ANÁLISIS:

La noticia nos cuenta como EE.UU. necesita de financiación para poder salir a delante por la situación financiera en la que se encuentra, para ello está emitiendo deuda pública a un interés del 0%, y es que EE.UU. necesita liquidez.

Normalmente los préstamos se dan con tipos de interés para cubrir la apreciación o depreciación del dinero en el tiempo, esto es, para cubrir al prestamista de la inflación y compensarle el coste de oportunidad ocasionado por prestar ese dinero.

En este caso EE.UU. curiosamente ofrece tesoro público al 0% de interés y esto se debe al peligro de una posible deflación, ¿para qué voy a pagar un interés por un dinero que me prestan, si dentro de un tiempo el dinero valdrá más?

Es una buena forma de endeudarse, pero endeudarse poco.

Aunque también, esta forma de ver la deflación, puede dar lugar a “la trampa de la liquidez”, comentada por expertos del tema. Y es que esta falta de interés, es decir, que no se saque ningún beneficio, puede dar lugar a una menor demanda del dinero.

Rocío Castillo