Eslovaquia ha entrado este 1 de enero en la eurozona. Ya había ingresado en la Unión Europea en 2004 y desde entonces se ha centrado en alcanzar los niveles de convergencia económica exigida. Este país, de 5,3 millones de habitantes, es el segundo Estado que entra, junto a Eslovenia, surgido de la desintegración de la antigua Yugoslavia. Ingresa el decimosexto y en esa posición se queda, ya que es el miembro más pobre de la zona euro, por detrás incluso de Portugal. La corona eslovaca, en vigor desde 1993, convivirá con el euro durante 15 días hasta el 16 de este mes, día en que será retirada. El tipo de cambio se ha fijado en 1 euro =30,126 coronas.
El acceso de Eslovaquia a la eurozona supondrá para ella un ancla en medio de la tormenta financiera, ya que si países cabezas de imperios con monedas que se remontan a un millar de años decidieron abandonarlas a favor de una moneda común allá por el 2002, entrar en la zona euro debe supone unas claras ventajas: la primera, que se eliminan muchos costes derivados de la necesidad de realizar cambios de moneda al operar entre países; la segunda y en consonancia con la primera, que se elimina la incertidumbre del tipo de cambio entre países de la eurozona, lo que aumenta la inversión, las transacciones e incluso el turismo. Con la llegada del euro los países de la eurozona tienen mejor política monetaria que antes -recordemos que hace pocos años, Portugal, España, Italia y Grecia tenían tipos de interés de dos dígidos-. Además, el tipo de cambio euro-dólar es el más citado mundialmente.
En cambio, y a pesar de estas ventajas, dos de cada tres eslovacos creen que traerá dificultades como el aumento desmedido de los precios. A este respecto, el Gobierno ha anunciado que tomará estrictas medidas para multar a los comercios que aprovechen el cambio de moneda para subir sus precios. Además, en cualquier caso, dada la tesitura económica actual, casi deflacionista, el miedo a un aumento de precios no tiene razón de ser.
En otra línea, el euro soplaba ayer 10 velas recordando el 1 de enero de 1999, día en que fue presentado en los parqués como contrapeso al dólar. Tres años después, la moneda era adoptada por ciudadanos de 11 países. Desde ese día, la divisa comunitaria se ha revalorizado un 22% con respecto al dólar y un 38% ante la libra esterlina británica. Hoy, 1 euro equivale a 1,40 dólares estadounidenses o, si se prefiere, a 0,96 libras esterlinas.
Sin embargo, su aceptación retrocede en países que no forman parte de la zona euro: una reciente encuesta de la BBC da a conocer que la mayoría de los británicos son reacios al cambio. Aunque son 11 los estados de la UE que no lo utilizan -Bulgaria, Dinamarca, el Reino Unido, Suecia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, la República Checa y Rumanía- sólo Dinamarca, Suecia y Reino unido han renunciado hasta ahora a formar parte de la eurozona, aunque se estima que para 2012 haya 27 países utilizando el euro, con una población próxima a los 500 millones de personas y un PIB potencial de un 30 por 100 mayor que el de EEUU.
Tal y como yo lo veo, la adopción del euro en España disminuyó en gran medida el poder de compra de las familias por ser un cambio mal gestionado por parte del Gobierno, ya que se debió haber hecho un seguimiento, al menos durante el primer año, de los precios fijados por los comercios, porque entre lo torpes que somos en España los consumidores y lo astutos que son los vendedores, el redondeo o directamente mover comas al fijar el precio en euros fue un éxito rotundo para las tiendas y así, hasta el chino del “todo a 100” colocó una coma en su nuevo “todo a 1,00”. Y esta técnica aplica para el café, el pan, la leche... Aunque como consuelo tenemos que países como Malta o Chipre, viendo nuestro error, adoptaron durante el 2008 las medidas necesarias para evitar el redondeo y han tenido una entrada de la moneda con precios incluso a la baja. De todas formas, aunque no se hiciera bien el cambio, lo importante es que el hecho de haber convergido hasta alcanzar lo exigido por Maastricht y poder contar con el euro como moneda oficial ha supuesto un éxito para la economía española. Por eso, España, ¡Felicidades! y a ti, euro, ¡Que cumplas muchos más!
En cambio, y a pesar de estas ventajas, dos de cada tres eslovacos creen que traerá dificultades como el aumento desmedido de los precios. A este respecto, el Gobierno ha anunciado que tomará estrictas medidas para multar a los comercios que aprovechen el cambio de moneda para subir sus precios. Además, en cualquier caso, dada la tesitura económica actual, casi deflacionista, el miedo a un aumento de precios no tiene razón de ser.
En otra línea, el euro soplaba ayer 10 velas recordando el 1 de enero de 1999, día en que fue presentado en los parqués como contrapeso al dólar. Tres años después, la moneda era adoptada por ciudadanos de 11 países. Desde ese día, la divisa comunitaria se ha revalorizado un 22% con respecto al dólar y un 38% ante la libra esterlina británica. Hoy, 1 euro equivale a 1,40 dólares estadounidenses o, si se prefiere, a 0,96 libras esterlinas.
Sin embargo, su aceptación retrocede en países que no forman parte de la zona euro: una reciente encuesta de la BBC da a conocer que la mayoría de los británicos son reacios al cambio. Aunque son 11 los estados de la UE que no lo utilizan -Bulgaria, Dinamarca, el Reino Unido, Suecia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, la República Checa y Rumanía- sólo Dinamarca, Suecia y Reino unido han renunciado hasta ahora a formar parte de la eurozona, aunque se estima que para 2012 haya 27 países utilizando el euro, con una población próxima a los 500 millones de personas y un PIB potencial de un 30 por 100 mayor que el de EEUU.
Tal y como yo lo veo, la adopción del euro en España disminuyó en gran medida el poder de compra de las familias por ser un cambio mal gestionado por parte del Gobierno, ya que se debió haber hecho un seguimiento, al menos durante el primer año, de los precios fijados por los comercios, porque entre lo torpes que somos en España los consumidores y lo astutos que son los vendedores, el redondeo o directamente mover comas al fijar el precio en euros fue un éxito rotundo para las tiendas y así, hasta el chino del “todo a 100” colocó una coma en su nuevo “todo a 1,00”. Y esta técnica aplica para el café, el pan, la leche... Aunque como consuelo tenemos que países como Malta o Chipre, viendo nuestro error, adoptaron durante el 2008 las medidas necesarias para evitar el redondeo y han tenido una entrada de la moneda con precios incluso a la baja. De todas formas, aunque no se hiciera bien el cambio, lo importante es que el hecho de haber convergido hasta alcanzar lo exigido por Maastricht y poder contar con el euro como moneda oficial ha supuesto un éxito para la economía española. Por eso, España, ¡Felicidades! y a ti, euro, ¡Que cumplas muchos más!
Fuentes:
http://www.eleconomista.es/economia/noticias/947869/12/08/Eslovaquia-adopta-el-euro-como-ancla-en-la-tormenta-financiera.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Eurozona
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/newsid_7806000/7806872.stm
2 comentarios:
¿Os acordáis cuando tuvisteis ue cambiar todas vuestras pesetas a euros? ¿y cuando después de eso os seguíais encontrando las viejas monedas por la casa? Yo aún conservo un buen puñado.
Recuerdo el gran esfuerzo que hicimos todos a la hora de calcular los precios euros en pesetas para saber más o menos lo que costaban realmente las cosas.
Y recuerdo también que decía que nunca me acostumbraría y tendría que estar haciendo el cambio en mi cabeza en cada compra. Pero me he acostumbrado y ahora es cuando em resulta difícil pensar en pesetas.
Ha sido un gran avance para Europa y para el libre mercado. Ya no hay que convertir pesetas en libras, francos... nos vamos a otro país y solo tenemos que comprar un billete de avión, nada más. ¡Me encanta!
Cristina Larena Torés.
¿Y por qué la de 25 pesetas tendría agujerito? Yo la utilizaba para hacer de tope en el cordón de mi peonza.
María Osa
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