martes, 9 de diciembre de 2008

Las empresas podrían notar el coste derivado del cambio climático en unos cinco años. ( El Economista. 09/12/08)

NOTICIA:

Una nueva preocupación económica se agrega a la inflación y la deflación: la ecoflación o el aumento del coste de hacer negocios en un mundo de cambios climáticos. La ecoflación podría llegar a los bienes de consumo en los próximos cinco a 10 años, de acuerdo con un informe de
World Resources Institute y A.T. Kearney, una firma mundial de consultoría de gestión.

Las compañías que elaboran bienes de consumo de movimiento rápido, que van desde cereales hasta champú, podrían ver descender sus ganancias entre un 13 y 31% en 2013 y entre un 19 y un 47% en 2018, si no adoptan prácticas medioambientales sostenibles, indica el informe.

Las consecuencias del calentamiento se están mostrando ahora en forma de fuertes olas de calor, sequías, incendios forestales y tormentas tropicales más graves. Sin embargo, los costes de estos sucesos aún no se están reflejando enteramente en los precios al consumidor, dijo Andrew Aulisi.

Reacción de EEUU

En lugar de eso, son pagados por los gobiernos y la sociedad, agregó en una entrevista telefónica. Eso podría cambiar si el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, y el Congreso presionan por un sistema que ponga un precio sobre la emisión de dióxido de carbono que calienta el clima, indicó Aulisi.

Aunque es improbable que esto ocurra antes de la fecha tope de diciembre de 2009 para lograr un pacto internacional para combatir el cambio climático, pero es más probable que suceda en 2010.

"El mensaje que no vemos en el estudio es que la regulación va a costar (...) mucho dinero", dijo Aulisi. "Creemos que el análisis es un catalizador para convencer a las compañías a reaccionar ante estos temas importantes".

Con el escenario de ecoflación, las principales economías del mundo podrían fijar un precio sobre las emisiones de carbono de 50 dólares la tonelada, dijo Aulisi. Eso es entre cinco y 10 veces el precio de carbono que es negociado ahora en mercados voluntarios en Estados Unidos.

Para las empresas

De hecho, algunas compañías ya están buscando vías para reducir las emisiones antes de cualquier nueva regulación, dijo Daniel Mahler, de A.T. Kearney. Un ejemplo es el gigante de productos para los consumidores Procter & Gamble, que tiene un equipo que vigila los artículos de la compañía para ver cómo pueden usar menos plástico, un material basado en combustible fósil, dijo Mahler por teléfono.

Pero los cambios podrían necesitar ser más amplios, explicó. Por ejemplo, las compañías que supusieron que los costes de transporte serían bajos y los costes laborales elevados en Estados Unidos, hicieron que sus productos fueran elaborados en países donde los empleados trabajarían por menos. Pero un nuevo coste por el carbono emitido por el transporte a larga distancia podría cambiar esos cálculos, haciendo a la fabricación en el exterior menos atractiva, según Mahler.

Dentro de Estados Unidos, se podría cambiar de las fábricas grandes y centralizadas a otras más pequeñas y dispersas, agregó. "Esto no es un pequeño cambio táctico", indicó, "es un cambio de infraestructura que vemos en las compañías (...) tratándolo más contundentemente de lo que lo que habían hecho en el pasado".


ANÁLISIS:

Tenemos un grave problema y se llama Ecoinflación.

Nos estamos cargando el mundo en el que vivimos y nos tapamos los ojos para no verlo, pero es que si esto sigue así La Tierra morirá y ya no servirá de nada destaparlos.

Las empresas aceleran el calentamiento del planeta y nos arrastran hasta un precipicio del que tarde o temprano tendrán que salvarnos si no quieren que nos caigamos. Pero para salvarnos tienen que invertir muchos millones y muchas de nuestras empresas no quieren poner ese dinero, por eso el Estado tendrá que obligarles, y al hacerlo estas empresas subirán el precio de sus productos porque ellas quieren seguir teniendo los mismos beneficios, incluso intentarán aumentarlos, ¿y quiénes serán los primeros afectados? Los consumidores, como siempre…

Conclusión, son ellos los que están acabando con el ecosistema de todos y encima somos nosotros los que vamos a salir perdiendo, ¿no creen que el mundo es un poco injusto? ¿ Creen que el Estado podría haber evitado esta situación?

Yo creo que si el país es intervencionista, el Estado podía haberlo evitado con severas medidas, el problema está en que no todos los países son intervencionistas, y además, la contaminación es global, por lo tanto, con que un país “la líe” enreda a los demás.

Necesitamos una conciencia global a favor de la salud del medio ambiente, y ¡¡ES URGENTE!!


Cristina Larena Torés

2 comentarios:

Econovatas dijo...

Es muy importante tener una conciencia global sobre los efectos que tienen nuestras acciones en el medio ambiente. Aunque es verdad que las empresas son unas piezas bastante importantes, no sólo ellas tienen la culpa. La regulación tiene que velar por que se consiga un desarrollo sostenible y, lo que es más importante, hacer que esa conciencia llegue a todos los hogares, ya que somos cada uno de nosotros los que compramos a esas empresas contaminantes, no reciclamos, desperdiciamos los recursos...

Es muy fácil echarle la culpa de los que pasa a las grandes empresas o al libre mercado, pero en mi opinión, si llegamos a tener costes derivados del cambio climático no será por culpa del Estado (ya que no por que sea más intervencionista tiene por qué proteger más el medio ambiente), sino que cada uno de nosotros tenemos que ser lo suficientemente responsables para asumir que el problema lo hemos causado todos y que en nuestras manos está solucionarlo.

Natalia García-Moreno

Econovatas dijo...

Conciencia global, sí, pero con los medios adecuados.
Es tan cierto que el Estado debe intervenir como que cada uno debemos asumir nuestra responsabilidad. Es más, creo que la solución se encuentra en una combinación de ambas. Por poner un ejemplo, en la casa donde vivía antes sólo había los típicos contenedores grises con tapa naranja, con lo que nadie en mi bloque reciclaba (y me incluyo). Donde vivo ahora están todos y aunque es un jaleo para el portero, que cada tarde monta un festival con tanto ruido de contenedores, en mi casa hemos comprado un cubo de basura separado en 3 partes y me da hasta apuro tirar en el contenedor de vidrio las botellas con la bolsa con que las bajé incluída.
Aunque asumamos nuestra responsabilidad, cambiar es difícil y siempre es mejor si se nos echa una mano.


María Osa